Ferrocarril Qinghai-Tíbet, la vía férrea más alta del mundo.


El Ferrocarril Qinghai-Tíbet es la vía férrea a mayor altitud del mundo, al tener que superar las montañas Kunlun y Tangula y subir al punto máximo de 5,072 metros sobre el nivel del mar. La estación ferroviaria de Tangula, ubicada a una altura de 5,068 metros, es la más alta del mundo. La estructura geológica del suelo a lo largo del ferrocarril es muy complicada, con movimientos bastante frecuentes, bajo intensa insolación, a gran altitud y con complicidad y peculiaridad sin precedentes del suelo congelado.










El Ferrocarril Qinghai–Tíbet, es un ferrocarril que conecta Xining, en la provincia de Qinghai, con Lhasa, en la Región Autónoma del Tíbet, en la República Popular China. Este ferrocarril es el primero en conectar con el resto de China la Región Autónoma del Tíbet, que debido a su altitud y terreno fue la última entidad provincial de China continental sin tener línea de ferrocarril. Existen trenes directos desde Pekín, Chengdu, Chongqing, Xining y Lanzhou, que establecen conexiones entre Lhasa y otras ciudades importantes de China.
La línea incluye el paso de Tanggula, que con 5,072 metros de altura por encima del nivel del mar, lo convierte en la línea de ferrocarril más alta del mundo. También se encuentra el túnel de Fenghuoshan, de 1,388 metros de longitud, que es el túnel de ferrocarril más alto del mundo. El túnel más largo de la línea, el túnel de Yangbajing, mide 3,345 metros; se encuentra a 4,264 metros por encima del nivel del mar, a 80 km al noroeste de Lhasa. El túnel de la montaña Kunlun de 1,686 metros, construido en el suelo congelado de la meseta.
Las primeras pruebas no tripuladas de la línea y su equipamiento comenzaron el 1 de mayo de 2006. La sección del ferrocarril entre Golmud y Lhasa fue inaugurada el 1 de julio de 2006 por el presidente Hu Jintao.
Tambien llamado el Camino al Cielo. El primer tren al Tíbet, atraviesa un auténtico paraíso de montañas heladas y, en su punto más elevado, alcanza los 5,072 metros -en los montes tibetanos de Tanggula-, lo que lo convierte en el ferrocarril más alto del mundo. No por nada debajo de los asientos hay máscaras de oxígeno para cada pasajero, al tiempo que las ventanas tienen un filtro que evita el paso de los rayos ultravioleta (que se hacen más potentes y perjudiciales con el aumento de la altura).
La línea Qinghai-Tíbet, cuya primera etapa comenzó a construirse en secreto en los años 50, cubre la ruta desde Pekín a Lhasa, capital del Tíbet, en un espectacular viaje que cruza China de Nordeste a Sudoeste, y que curiosamente es más corto en la ida cuesta arriba (47 horas y 28 minutos) que en la vuelta cuesta abajo (48 horas). Mientras el gobierno chino, que invirtió 4,200 millones de dólares en su construcción, asegura que la nueva línea sacará al Tíbet de su aislamiento y ayudará a vigorizar su economía (además, se prevé que incremente el número de turistas en 4,000 personas diarias).
Por otro lado, los ecologistas temen el impacto del tren en los hielos perpetuos o en animales en peligro de extinción. Pekín, por su parte, anunció que para paliar el daño ecológico invertirá 187,5 millones de dólares. Asimismo, las ventanas del tren se cerrarán herméticamente para evitar que se lancen objetos al exterior, sobre todo a su paso por la Reserva Natural de Hoh Xil, hogar del antílope tibetano. 
En la zona inhóspita de la montaña Tangula, de muy baja temperatura y escasez de oxígeno, a altitud promedia de 4,800 metros, se instaló un centro médico, equipado con bombas de oxígeno, cámara de alta presión de oxígeno, ambulancias para  proteger la salud de los constructores.
La estación ferroviaria de Lhasa lleva un acentuado estilo arqueológico de palacio tibetano.  El edificio ocupa una superficie de construcción de 23,600 metros cuadrados y tiene 22,9 metros de altura. Cuenta con 6 andenes y está en condiciones de atender la entrada y salida simultanea de 10 trenes y el movimiento de 2,700 pasajeros diarios. En la estación hay instalaciones modernas como pantalla informativa electrónica, teléfonos de tarjeta magnética, escalera automática, corredora de equipaje y calefacción solar. La plaza de la estación ocupa 100.000 metros cuadrados.
El ferrocarril Qinghai-Tíbet facilita el transporte de productos y viajeros  Los tibetanos que no conocían como sus antepasados el tren, hoy día pueden viajar alegremente en tren. Según datos estadísticos, sólo en julio y agosto de 2006, o sea, en los primeros dos meses desde la apertura al tráfico, la vía férrea atendió a unos 900,000 viajeros. La vía férrea Qinghai-Tíbet promueve el turismo, trayendo consigo un apogeo de remodelación y expansión de la hotelería tibetana para hacer frente al auge turístico.

Fuentes: wikipedia, chinaculture.org, rkviajes.com

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