El Greco y la Luz.




En una agradable tarde de primavera, un amigo fue a visitar al Greco, el pintor. Para su sorpresa, lo encontró en su atelier, con todas las cortinas cerradas. 

El Greco trabajaba en un cuadro que tenía como tema principal a la Virgen María y usaba apenas una vela para iluminar el ambiente. Sorprendido, el amigo le comentó: 

-Siempre oí decir que a los pintores les gusta el sol para elegir correctamente los colores que van a usar. ¿Por qué no abres las cortinas? 

-Ahora no –respondió El Greco. –Perturbaría la llama brillante de inspiración que me está incendiando el alma y que llena de luz todo a mi alrededor. 


Doménikos Theotokópoulos (Candía, 1541 – Toledo, 1614), conocido como el Greco («el griego»), fue un pintor del final del Renacimiento que desarrolló un estilo muy personal en sus obras de madurez.
En sus primeras obras maestras españolas se aprecia la influencia de sus maestros italianos. Sin embargo, pronto evolucionó hacia un estilo personal caracterizado por sus figuras manieristas extraordinariamente alargadas con iluminación propia, delgadas, fantasmales, muy expresivas, en ambientes indefinidos y una gama de colores buscando los contrastes.
Actualmente está considerado uno de los artistas más grandes de la civilización occidental. 

Fuentes:  paulo coelho, wikipedia

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