Dame, oh Señor, un hijo que sea lo bastante fuerte para saber cuando es débil, y lo bastante valeroso para enfrentarse consigo mismo cuando sienta miedo; un hijo que sea orgulloso e inflexible en la derrota honrada, y humilde y magnánimo en la victoria.
Dame un hijo que nunca doble la espalda cuando debe erguir el pecho; un hijo que sepa conocerte a Ti...Y conocerse a si mismo, que es la piedra fundamental de todo conocimiento.
Condúcelo, te lo ruego, no por el camino cómodo y fácil sino por el camino áspero, aguijoneado por las dificultades y los retos. Allí déjale aprender a sostenerse firme en la tempestad y a sentir compasión por los que fallan.
Dame un hijo cuyo corazón sea claro, cuyos ideales sean altos; un hijo que se domine a si mismo antes que pretenda dominar a los demás; un hijo que aprenda a reír pero que también sepa llorar, un hijo que avance hacia el futuro pero que nunca olvide el pasado.
Y después que le hayas dado todo eso, agrégale, te suplico, suficiente sentido del buen humor, de modo que pueda ser siempre serio pero que no se tome a si mismo demasiado en serio.
Dale humildad para que pueda recordar siempre la sencillez de la verdadera grandeza, la imparcialidad de la verdadera sabiduría, la mansedumbre de la verdadera fuerza.
Entonces yo, su padre, me atreveré a murmurar: "No he vivido en vano".
Dame un hijo que nunca doble la espalda cuando debe erguir el pecho; un hijo que sepa conocerte a Ti...Y conocerse a si mismo, que es la piedra fundamental de todo conocimiento.
Condúcelo, te lo ruego, no por el camino cómodo y fácil sino por el camino áspero, aguijoneado por las dificultades y los retos. Allí déjale aprender a sostenerse firme en la tempestad y a sentir compasión por los que fallan.
Dame un hijo cuyo corazón sea claro, cuyos ideales sean altos; un hijo que se domine a si mismo antes que pretenda dominar a los demás; un hijo que aprenda a reír pero que también sepa llorar, un hijo que avance hacia el futuro pero que nunca olvide el pasado.
Y después que le hayas dado todo eso, agrégale, te suplico, suficiente sentido del buen humor, de modo que pueda ser siempre serio pero que no se tome a si mismo demasiado en serio.
Dale humildad para que pueda recordar siempre la sencillez de la verdadera grandeza, la imparcialidad de la verdadera sabiduría, la mansedumbre de la verdadera fuerza.
Entonces yo, su padre, me atreveré a murmurar: "No he vivido en vano".
Douglas MacArthur (26 de enero de 1880 - † 5 de abril de 1964) fue un militar estadounidense condecorado con la Medalla de Honor. Actuó como Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en el Teatro Suroeste del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque perdió las Filipinas durante las fases iniciales de la lucha, lideró con éxito la defensa de Australia y la reconquista de Nueva Guinea, las Filipinas y Borneo. Era el jefe previsto para dirigir la invasión de Japón en noviembre de 1945, por lo que cuando el país se rindió, fue nombrado representante de los aliados en la ceremonia de rendición del 2 de septiembre del mismo año. MacArthur supervisó la ocupación de Japón desde 1945 hasta 1951, y se le atribuye el mérito de los amplios cambios democráticos realizados en el país durante esas fechas.
El General MacArthur tomó parte en tres guerras a escala mundial (Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea) y llegó a alcanzar el rango de General de Ejército, uno de los cinco que lo han ostentado en la historia de los EEUU. El presidente de Filipinas Manuel L. Quezon le nombró Mariscal de Campo de Filipinas en 1937, el único estadounidense que ha ostentado ese rango en toda la historia.
Su famoso discurso, en el que dijo "Salí de Bataan, y volveré." se pronunció en Terowie, Australia Meridional, el 20 de marzo de 1942. Durante este periodo, el presidente Quezón concedió a MacArthur la Estrella de Conducta Distinguida Filipina.
El General MacArthur tomó parte en tres guerras a escala mundial (Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea) y llegó a alcanzar el rango de General de Ejército, uno de los cinco que lo han ostentado en la historia de los EEUU. El presidente de Filipinas Manuel L. Quezon le nombró Mariscal de Campo de Filipinas en 1937, el único estadounidense que ha ostentado ese rango en toda la historia.
Su famoso discurso, en el que dijo "Salí de Bataan, y volveré." se pronunció en Terowie, Australia Meridional, el 20 de marzo de 1942. Durante este periodo, el presidente Quezón concedió a MacArthur la Estrella de Conducta Distinguida Filipina.
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